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Acto de reparación institucional a expresidentes y funcionariado provincial

12 noviembre 2016

La Diputación rindió homenajes a los expresidentes y al funcionariado represaliado en 1936 con un acto en el salón de plenos y descubrió una placa conmemorativa entre el Pazo provincial y el Edificio Administrativo, situados en la avenida de Montero Ríos, en la que está inscrito: "En la memoria de las personas que fueron encarceladas, torturadas y juzgadas en estos dos edificios por defender la legitimidad democrática frente al alzamiento fascista de 1936".

Ambos edificios habían sido, tras el golpe fascista, despojados de su condición de símbolos de la soberanía del pueblo y usados como cárcel, el Edificio Administrativo, y como lugar donde se celebraban los juicios y los consejos de guerra, el salón de plenos del Pazo.

El acto se realizó con motivo de la conmemoración del 12 de noviembre de 1936. En ese año, en la carretera de Campañó a su paso por el ayuntamiento de Poio, se fusiló a 10 personas por defender la democracia y la República y por oponerse al golpe fascista de julio de ese mismo año. Entre estas personas se encontraban dos expresidentes y varios funcionarios de la Diputación de Pontevedra.

Además de los dos presidentes asesinados, Amancio Caamaño y José Adrio, se incluyó en el homenaje a tres expresidentes más que también padecieron las consecuencias de la sublevación militar, Bibiano Fernández, Joaquín Maquieira y Maximiliano Pérez, y dos funcionarios, Ramiro Paz y José García Vidal. El Pazo provincial fue durante tres días de julio de 1936 el lugar en el que los dirigentes de la Pontevedra republicana se reunían para hacer frente a la sublevación militar, los mismos dirigentes que después lo pagarían con su vida o con el exilio.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando Begoña Caamaño, nieta del expresidente Amancio Caamaño Cimadevila y que habló en nombre de las y de los familiares presentes, insistió en extender el homenaje a su abuelo "a todas las personas, a todas las familias de las personas que sufrieron el genocidio de la Dictadura, cuando este era un país arrasado por el miedo". Tuvo un recuerdo especial para su padre, hijo del expresidente, en la actualidad afectado por el alzhéimer pero que a pesar de ello recuerda lo ocurrido en el 36, y para su abuela Matilde, la viuda del abuelo fusilado. Además, leyó la carta que Amancio Caamaño escribió a sus hijos, a las seis de la mañana de aquel fatídico 12 de noviembre. "Queridos hijiños: los hombres que son muy malos conmigo me apartan de vosotros. ¡Cuánto os quiero! (...). Pero os dejo una madre que es la mejor madre del mundo. Mejor ¡ninguna! (...) es un orgullo para mi, para vosotros tenerla, haberla tenido yo, como esposa, capaz de todos los sacrificios por grandes e inmensos que fuesen. Amadla siempre. Acariciarla mucho, que en vuestras caricias vea las mías y las vuestras juntas, amor de esposo y amor de hijos nuestros. ¡Que grande será su consuelo! Un abrazo y muchos besos de vuestro padre. Amancio. 6 de la mañana. 12-11-36".